Desde sus primeras obras el artista visual Abraham Cruzvillegas (Ciudad de México, 1968) planteó el estado crítico, de agotamiento, de enfermedad "terminal", al que había arribado el arte contemporáneo en todo el ámbito occidental y, por ende, en nuestro país. De esta forma, su obra, instalada en el postconceptualismo, nació, por decirlo de alguna manera, con una fuerte carga alusiva a la muerte del arte.. . pero una muerte irónica, burlona, retadora y desafiante, muy a la mexicana.
A más de una década de que Cruzvillegas comenzó a exponer ("Juventud: Divino tesoro, 1987), es posible observar una propuesta cuyo desarrollo ha sido permanente y notable, en la cual ha profundizado en el agotamiento de las fórmulas hechas de las llamadas Bellas Artes, jugando de manera crítica con las convenciones del arte contemporáneo y proponiendo salidas, siempre lúdicas, al hecho de que el arte de fin de siglo es un producto defectuoso de origen, contaminado, en permanente contradicción y, muchas veces, ajeno al sistema de valores que lo demanda.
Si Cruzvillegas comenzó su carrera parodiando la valla de la representación pictórica, al utilizar como soporte de su obra viejas pinturas de paisajes realizados por su padre, también incorporó objetos de deshecho (como prótesis, muletas y guantes de box) para acentuar la lucha del arte por ganarse un lugar, aunque sólo sea en calidad de minusválido, en la escéptica sociedad posmodema.
En entrevista Abraham Cruzvillegas habla de su producción más reciente: "Artesanías recientes", una aproximación irónica al mundo de la artesanía y la posibilidad terapéutica del trabajo manual, así como de su próxima exploración en los oficios urbanos, "la única tecnología posible que podemos exportar".
En algún momento de la charla también se refiere al trabajo visual de Melquiades Herrera, uno de los iniciadores del "arte acción" en México y del papel que éste ha jugado en el panorama artístico de las últimas dos décadas, sobre todo en el aspecto de incorporar elementos de la cultura popular a su trabajo de performance.
--¿Cómo llegaste a la creación de "Artesanías recientes"?
--Por un lado, por mis vínculos familiares, mi abuela y mi padre son de Michoacán, un estado donde se produce gran cantidad de artesanías, por otra parte, me interesé en las propiedades terapéuticas del trabajo manual, así que me propuse hacer una serie de obras que jugaran con las convenciones del arte contemporáneo, incorporando los métodos y tradiciones de la producción artesanal.
Para realizar esta serie, Cruzvillegas contó con el apoyo de una beca del Fonca, en el Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales. De esta forma surgió "Kashumbikua", que español quiere decir "las costumbres, los hábitos o'15uenas maneras". Se trata, a decir del artista, "de una revisión personal tanto de los nuevos lenguajes del arte contemporáneo como de las formas tradicionales de la artesanía que, paradójicamente, han llegado a un punto crítico, pues han dejado de ser objetos de uso cotidiano (jarro, mantel, vestimenta) para convertirse en manos del sujeto urbano en objetos de ornato.
--¿Piensas que el arte ha perdido su función?
--A la gente común y corriente no le interesa el arte, se cierra un museo como el Centro Cultural/ Arte Contemporáneo y a la gente le vale madre. Hay un desencantamiento, un malestar, una incapacidad en el arte, así que yo he ironizado este estado mediante la utilización de prótesis o guantes de box, nuevamente ironizando la lucha que yo estaba sosteniendo con el hecho de producir arte.
--Tus "Artesanías recientes" se expusieron en Nahuatzen, Michoacán, en 1997, y después en la galería OMR, de la Colonia Roma, en 1998, por lo que percibo una cierta ir6nía en el hecho de exhibir obra anti-artística, finalmente, en un contexto artístico.
--Para mi lo más importante de esta serie fue el aprendizaje de un cierto número de reglas o formas de comportamiento al realizar artesanías, el trabajo colectivo y las relaciones sociales alrededor de este trabajo, para mí importante fue el proceso y no el objeto terminado. Traté de darle la vuelta a la tortilla, utilizando técnicas artesanales primero para aprenderlas, para tener un enriquecimiento personal y no tullirme en los medios alternativos, sino arriesgarme con una obra totalmente artesanal y ornamental, con la ironía de la enfermedad, pues estas obras no son bellas ni como arte ni como artesanía.
Algunos de estos objetos, realizados en cerámica o cobre martillado, madera o algodón tejido, pretendían ser terapéuticos en problemas de la espalda o los pies y terminaron siendo objetos híbridos, "que ya no son ornamentales ni tienen un uso curativo ni tampoco son accesibles a los cánones de belleza artística, son rarísimos, una cosa extraña, desplazados de todos los contextos de referencia. Si me preguntas qué son estos objetos, para mí son la evidencia de un proceso"
--¿Cuál ha sido la influencia de la obra de Melquides Herrera en tu trabajo?
--Bueno, aunque es profesor en la Academia de San Carlos, Melquiades nunca me dio clases, no obstante conozco su trabajo y lo admiro porque me parece una metáfora del espectro del arte contemporáneo en México, y me permite establecer vínculos con lo kitsch, con el arte-objeto y el performance. Creo que uno de los más sólidos artistas de su generación es Melquiades Herrera, porque, a pesar de que 'su obra casi no existe físicamente y, por lo tanto, no puede ser comeralizable ni coleccionable, su trabajo me parece una manifestación muy acabada del arte de vanguardia de fin de siglo.
Melquiades Herrera, aunque estudió pintura, escultura y grabado, su producción se inscribe en el arte no-objetual, sus "acciones plásticas" o performances encierran una crítica radical al objeto artístico a la vez que reflexionan sobre la función del arte y de la propia vida del artista. Comenzó a trabajar a finales de la década de los años 70, en la llamada época de los grupos, formando parte del No Grupo, al lado de Maris Bustamante y Rubén Valencia, y después prosiguió en forma independiente realizando acciones y caracterizaciones, generalmente encamando personajes por medio de disfraces y actitudes que rompen con la normalidad del comportamiento en lugares públicos (galerías, museos, reuniones de artistas).
--¿Cuál es el aporte de Melquiades Herrera?
--Bueno, la casi totalidad de su obra es él mismo, su propio cuerpo es el soporte de su obra, que puede ser dividida en acciones, situaciones, textos o conferencias... Su obra es una forma de vivir, en el sentido más puro, es la manifestación del arte de vanguardia. Su trabajo es una declaración de principios frente al sistema de museos y galerías y, también, frente al coleccionismo, porque no se puede mercantilizar una forma de vivir. No obstante, se ha convertido en un referente del arte contemporáneo mexicano' al que hay que poner atención, pues es ejemplo de una trayectoria impecable.
--Acabas de obtener una beca de jóvenes creadores, ¿cuál es tu nuevo proyecto?
--Se trata de- una crítica a la producción de arte en el Primer Mundo, la cual está basada en la alta tecnología; en contrapartida, yo planteo una exploración de los oficios en un contexto urbano, situándolo en el rumbo de Iztapalapa que es un área de servicios: como el de zapatero, peluquero, herrero, tamalero, hojalatero, yesero... Quiero explorar todo lo que se hace a mano, y no industrialmente, mezclado las convenciones del arte contemporáneo, como por ejemplo un corte de pelo, que remite a una pieza del Duchamp, quien hace casi cien años se hizo una estrella en la cabeza, entonces yo voy a hacer la silueta de Duchamp en una cabeza, para poner a dialogar los extremos...
Abraham Cruzvillegas a expuesto su obra en Argentina, Estados Unidos, Canadá, España, Cuba, Alemania y Bélgica. En México su obra se ha mostrado en galerías independientes como Temístocles 44, La Panadería y Art and Idea, así como en como el Centro Cultural/ Arte Contemporáneo, Museo de Monterrey, Museo Universitario del Chopo, Centro Cultural de la SHCP y la Galería OMR.
Jorge Luis Sáenz
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