La dama del performance. Entrevista con Maris Bustamante.

Escrito por  Jacqueline Ramos Rodríguez 03 Dic 2005

  La gente acepta hoy en día, porque está de moda, que se le hable de performance, instalación, ambientación, arte objeto y arte postal. Pero yo considero que a la creación no se le debe individualizar porque sería tanto como hablar de una técnica. Prefiero referirme a las estéticas no objetuales, que no son convencionales, sino de vanguardia, típicas de fin de siglo y de milenio, que se dan en México y en todo el mundo, y son nuevas maneras de mirar el entorno que nos rodea.

Así se refiere Maris Bustamante a su labor artística que, iniciada en la década de los 70, afirma se ha extendido no únicamente en el tiempo sino también en los diversos campos del conocimiento. "Los artistas ahora hacemos más cosas en relación a épocas anteriores. Incluso varios de nosotros somos empresarios de nuestro trabajo. En el mundo las cosas están cambiando y si algún ramo inició las transformaciones, ese fue el arte.

Firme, sentencia: "En el país, los no objetualismos no son una imposición de culturas hegemónicas externas, europeas o norteamericanas, sino que sucede en todos los seres humanos. Además, en México hay un campo muy fértil en el arte, que se comparte desde hace 2 mil años"''.

Entrevistada en la mágica casa que ocupa en la calle de Turín, en la colonia centro de esta capital, Maris Bustamante, conocida como "la mujer performance"" confiesa que "prefiero que se refieran a mi como la reina del performance"". La mujer, llena de vitalidad, dice que "el trabajo es para que sea conocido. Lo llevo a la calle, las galerías, los museos, los espacios culturales e incluso escuelas... el gusto por él es algo que ha crecido como una bola de nieve.

Integrante del No-Grupo desde los 70 y hasta hace unos años, la artista comenta que "con ellos realizaba aproximadamente una presentación al año; a raíz de mi separación he hecho 300 presentaciones. Cuesta trabajo encontrar el sistema de pensar para hacer algo. Una vez que se tiene es más fácil reproducirlo"".

Como una aguja en un pajar, lo cierto es que a Maris Bustamante se le puede encontrar fácilmente con una técnica que se dice "te lleva a Roma"", y ésta es preguntando. Sin mayores datos que el recuerdo de algunas pistas de su casa, con la dirección y el teléfono perdidos, no fue difícil que los vecinos pudieran dar referencias de su casa. "Es que aquí ven entrar y salir todo tipo de personajes y cosas extrañas"", ríe la artista.

¡Vaya que sí! En la sala, para no ir mas lejos, cuelgan felices -a decir por su sonrisa-.inmensas vacas de fieltro, mujeres vestidas con atuendos de calaveras, corazones y nopales. Pareciera que se está tras los telones de un teatro y todo ello formara parte de la utilería de una obra. Porque, además, hay sillas pintadas con diversas texturas, una colección de dibujos y una inmensidad de objetos de barro, papel y fierro.

Firme, la artista asegura: ¡La historia del arte no empezó, y no va a terminar con el cuadro del caballete! Y se confiesa obsesiva, fanática del arte, "porque siempre estoy en movimiento, dado que es inagotable".

Maris Bustamante ha decidido no sólo crear arte, sino vivir entre él. Y lo hace no sólo a través de lo que crea, sino como un sistema de pensamiento. Opina que "lo virtual siempre ha existido. La mayor parte de la gente no vive en su realidad. Particularmente, México es un lugar mágico, donde como decía el gran sabio Kalimán -el de la radionovela- no hay más realidad que la ficción. Todo es una especie de ficción, todo es real. Hay tres versiones de la última: la tuya, la mía y la real".

E indica: el arte es como el amor; uno siempre quiere más y más. Le dedico 24 horas, aunque soy profesora-investigadora de tiempo completo en la UAM-Azcapotzalco. Luego, menciona: "Cualquier idea humana tiene un contenido político, psicológico e histórico"".

Su mente parece una máquina imparable. Apenas se lanza una pregunta, ella empieza a contestar y sobre la marcha le da forma -y a veces no -forma- a las ideas. Mujer, se enorgullece de formar parte de la fuerza productiva. "Me quedé viuda. Antes, en otra época, no hubiera podido sobrevivir sola y ser autosuficiente. Me hubieran casado con el hermano de aquel, o del otro, o me hubieran puesto un tutor si nadie me quería, la cosa es que tú no fueras dueña ni de tu fuerza de trabajo, ni de tú familia, ni de tus medios ni recursos.

Pero la historia, y esta modernidad, le han permitido ser artista, madre de familia y un ser en continua búsqueda. "En México, es una tradición que los creadores ocupen un lugar importante. Creo que fue Raquel Tibol la que dijo que en este país, los artistas sí pueden tener un reconocimiento. Me imagino que esta deferencia se relaciona con nuestro pasado antiquísimo".

Le gusta, le fascina ser una persona diferente, aquella a la que cualquiera voltea a mirar en la calle porque luce definitivamente rara. "Hay personajes que de pronto deambulamos con botas sofisticadas o cosas extrañas; yo digo que es un performance urbano involuntario. Compartimos, todos, un caldo fértil en el aire, desde hace 2 mil años. Yo hago estas cosas y la venderora de enfrente acomoda maravillosamente sus frutas.

"Una vez al año, las piñatas afloran en el techo. El mercado se transforma durante 12 meses en distintas texturas,-colores y sabores, personajes, gente rarísima. Es lo mismo que yo hago, sólo que yo lo hago en los museos y mi trabajo es saber por qué lo hago y difundirlo, y ellos lo hacen porque así lo sienten".

Para ella, "estas nuevas formas de pensar han estado siempre ahí. Pero a fines de los 50 hacia los 60 se empiezan a ver con claridad. Los artistas lo empiezan a trabajar y a diferenciar de otras cosas. En los 70 tiene ya un permiso para existir y tiene una etiqueta. Ahora, 20 años después, está de moda. Pero ello no quiere decir ni que la gente lo entienda ni que cualquier mamada (sic) es un performance".

-¿Está latente el peligro de que cualquier persona pase como creador?

"Todos vamos a oír cosas y las vamos a reproducir. Si están bien estructuradas, las repetirás bien; si no fue un trabajo serio, se traduce mal y no avanzamos. Entonces, la funcionalidad de los expertos es armar las cosas bien de manera es que se difundan de manera adecuada.

"Yo, como experta, me tengo que plantear cuáles son los elementos que tengo que leer muy bien para este momento histórico. Si yo trabajo para antes soy un fraude, aunque nadie venga y me lo reclame. Encontramos fraudes en los políticos, las personas, en todos lados. Un artista tiene que producir lo que sí está vigente para este momento"".

~¿Qué va a quedar del arte no objetual pasando el siglo?

"Las artes no objetuales, como son nuevas maneras de pensar, si mis radares no me engañan, van a hacerse cada vez más extensas. Estas estéticas se anticiparon a las transformaciones, incluso a las políticas. Ahora los seres queremos otras formas de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás. Por ejemplo, las mujeres queremos otras formas de interrelacionarnos erótica, sexual, intelectual y afectivamente con los hombres"".

-¿Hay alguna inquietud especial por la que ahora te quieras dirigir?

"Sí. Desde hace dos años y medio trabajo en una propuesta que ha sido muy exitosa. Se llama artes transdisciplinarias. La idea es dar reversa a la idea de separar a lo racional de lo afectivo, al arte de la ciencia. Los artistas de vanguardia queremos llegar al límite de nuestro campo, cruzarlo, y trabajar con los científicos de vanguardia".

Dice: "Y es que ahora que estamos acercándonos al fin de siglo y de milenio, el concepto de frontera está cambiando".

Para Maris Bustamante "estas estéticas se tienen que ir extendiendo. Ojalá la gente se de la oportunidad de conocerlas y nos de un voto de confianza, porque está más divertido que Raúl Velasco y tantas cosas y discursos añejos que padecemos todos los días en la realidad"". ¡Más que hablarle en una hot line a Olga Breeskin o a Walter Mercado, hay que acercarse al performance para darse cuenta de que es más mágico e interesante! -finaliza.


      Jacqueline Ramos Rodríguez

Texto publicado en la primera versión de La Pala en 1998.

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