Hay archivos que gritan y otros que susurran.
El título de esta serie de textos es un eco de la exposición GRITOS DESDE EL ARCHIVO. GRABADO POLÍTICO DEL TALLER DE LA GRÁFICA POPULAR que se presentó en 2008 en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco.
Aunque no disfruté la exposición de manera presencial, el título y lo que vi en la página del museo me encantaron.
Me imaginé a los curadores invitados Pilar García Germenos y James Oles hurgando en los cajones y revisando cada una de las potentes obras que después integraron los ocho núcleos de esta exposición: fascismo, soldados, caricatura, la prensa, caballos, la ciudad, construcción y trabajadores. La gráfica política es una verdad en blanco y negro. Directa. Contundente. La labor del curador es descubrir los subtextos que develan los claroscuros.
Nuestro archivo es diferente. O por lo menos eso pretendemos. Susurra historias. Sugiere. Contrapone. Contextualiza. No es la memoria de un artista o de un grupo, sino un archivo en el que confluyen voces y visiones. Es horizontal. Ante una comunidad dispersa (un archipiélago, diría Víctor), en la que los distintos actores difícilmente dialogan, en este espacio al menos conviven.
Hoy que estaba arreglando el archivo, me encontré tres materiales interesantes. La primera es El Pensamiento Artístico Moderno de Paul Westheim. Es una edición de la revista ARS de 1945.
Leo el breve y personalísimo prólogo que escribe Westheim, en el que comparte datos autobiográficos relevantes para entender su posición, misma que define claramente. Sitúa su visión en el tiempo y en el espacio.
Menciona que este es el primer texto que publica en el Continente Americano al que llegó después de ser perseguido por la Gestapo, de haberse dado de voluntario en el ejército Francés y de perder un ojo. Es su primer texto en América, pero Westheim es un autor de ideas bien masticadas; su continente es vasto. También menciona que ante la invitación de Agustín Velázquez Chávez, editor de la revista, a escribir sobre los distintos movimientos artísticos en Europa, él propone un tejido más complejo: "mostrar con algunos ejemplos de la nueva época, lo que significa el pensamiento artístico, la creación del artista y la visión artística del observador". Me ganó.
También apareció el número 3 de la revista de arte y diseño Comunicación visual, de mayo-junio de 1987. Como tantas otras, esta publicación duró unos cuantos números antes de desaparecer. En la portada de la revista aparece una obra de Ignacio Salazar, actual director de la ENAP.
Al abrirla noté que esta revista corresponde a mi archivo personal y no al general porque trae un artículo en el que me mencionan de una legendaria exposición Una Década Emergente en la que participé en el Museo Universitario del Chopo en 1984, que diez años después tuvo una secuela: Una Década Emergente, Una Década Después. En Artes e Historia está el texto sobre esta última muestra escrito por Emma Cecilia García, quien curó ambas. Ya no hubo energía para otra más.
La tercera revista es Artes, que dirigió durante varios años el artista Benjamín Romero Duarte. Se trata del número 20, de febrero y marzo de 1991. El primer artículo es de Juan Acha: La crítica de arte: ¿género literario o una ciencia social? Acha, naturalmente, se inclina por lo segundo.
Al pensar en la catalogación de los materiales que menciono, me surgen dudas. Por su naturaleza, el arte efímero se ha desbordado hacia el archivo pero, ¿por qué una colección de gráfica como la del Taller de la Gráfica Popular se plantea como proveniente de un archivo y no de una colección? Yo misma menciono las revistas en mi archivo y no en mi biblioteca. ¿Se habrán desdibujado las fronteras entre lo que es un archivo, una colección y una biblioteca o se trata de una confusión de términos, de una moda? ¿Necesitamos un nuevo concepto que abarque todo y facilite el cruce de datos?